La cantante y actriz estadounidense Miley Cyrus abandonó a su “alter ego” Hannah Montana a golpe de sutil provocación, espíritu roquero y un atrevido vestuario durante su concierto en Quito, donde inició su gira “Gyspy Heart” (“Corazón gitano”) en Latinoamérica.
La cantante, de 18 años, encendió a las 18.000 personas en la capital ecuatoriana, en su mayoría niños y adolescentes acompañados de resignados padres, que asistieron al espectáculo en el que Cyrus hizo gala de una óptima calidad vocal con temas como “Who owns my heart”, “Can’t be tamed” o “The climb”.
Pero fue Cyrus, precisamente, quien se llevó la corona a la más melodramática. Lloró en “Every rose has its thorn” y se abrazó emocionada a una bailarina en el siguiente tema para después explicar: “Estoy llorando porque estoy tan feliz de estar con ustedes esta noche”.
A pesar de la emotividad de algunos momentos, el espectáculo, con espléndidos bailarines pero algo sobrecargado de luces, no perdió la festividad ni la energía.
Más de seis cambios de vestuario, en los que abundó el negro, el plateado y las botas altas, probaron la voluntad de convertir la gira, que recorrerá Latinoamérica, Filipinas y Australia, en un todo un espectáculo.
Foto:AP
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